La pareja de fotógrafos y artistas franceses, Pierre y Gilles tienen una estética muy original y particular, saturada de colores y de elementos plásticos reutilizados en sus trabajos, mucha escarcha, muy kitsch, muy barroco. Sus fotografías son provocativas, eróticas y ambiguas –muchas tienen una grado de inocencia, sobre todo en la expresión facial, pero acompañadas de provocación, toda una contradicción-.
La fotografía se titula “Saint Sébastien, 1987”, interpretación de un icono religioso en el que muestran a un San Sebastián mártir del erotismo, sin sufrimiento alguno –no es como si esas flechas dañaran- y favorecido en aquella postura sugerente, atado de manos con una guirnalda de flores rojas.
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